BARBARA ELISABETH van HOUTEN
BARBARA ELISABETH van HOUTEN
Jesús Manuel Moreno Montero
Retrato de la Sita. Van der Graag.
Óleo/lienzo. 90,5 x 70 cm, sin fechar
Barbara Elisabeth van Houten (1862-1950) fue una longeva pintora holandesa de la generación
de los últimos impresionistas.
En el magnífico retrato de la Sita. Van der Graag,
nos presenta a una anciana sentada en una butaca que sostiene un perrito en su
anda. No se trata de un retrato elegante, como los que se ejecutaban a
principios del siglo XX por la mayoría de pintores modernistas, entre los que
se encontraban Renoir, Zorn o Sargent y muchos otros. En este retrato se
realiza una obra poco complaciente con la retratada, que no se ha vestido y peinado
para posar.
La libertad de ejecución de esta obra es
sorprendente y está llena de sabiduría pictórica. Llama la atención la
desinhibición de la autora en la ejecución del trazo, así como lo acertado del
mismo en cuanto a la descripción de los diferentes elementos que componen el
retrato.
Graag
lleva una bufanda de flecos laterales, que le tapa su jersey negro,
dejando a la vista su manga izquierda. Para su comodidad sujeta un cojín blanco
con la espalda. En este lugar del cojín, Houten deja las pinceladas, de
diferente colorido, sobre el blanco virgen de la imprimación, de manera que nos
recuerda las pinceladas de entonación de Velázquez en el fondo de sus retratos.
La pincelada, fluida y espesa a la vez,
se entremezcla con las de capas inferiores, lo que sugiere sesiones sucesivas,
obteniendo sugestivas encarnaciones en el rostro y las manos de la retratada.
La obra se realizó sin mancha previa de aguarrás con poco pigmento, como era
habitual en la manera alla prima de
los pintores impresionistas, de forma que deja verse el blanco de la
imprimación, también en zonas muy trabajadas, como las manos. Para finalizar la
pintura, dio algunos toques con pintura acuosa sobre el óleo espeso, lo que
provoca un efecto de desintegración de estas pinceladas. Quizás estuviera
probando alguna pintura acrílica, tal vez novedosa en el momento de la
realización de este retrato.
Parece como que la retratada llegara de
visita, pues sujeta con su brazo un bolso de calle. Algo que parece contradecir
la cómoda posición de la pose, algo así como si la modelo se sintiera en su
propia casa, lo que insinúa cierta familiaridad con la autora. Otros de los
retratos de Houten parecen retratar a miembros de la propia familia, por los
rasgos físicos, especialmente la nariz en forma de silla de montar. Por un
dibujo que se conserva en el que Bárbara retrata a su padre (se puede cotejar
con fotos de la misma persona, que se conservan), este tenía una nariz semítica
muy pronunciada.
El fondo le da pie a la autora al libre
juego descriptivo, pues los colores se idean a partir de unos elementos reales:
una puerta y una alfombra colgada de la pared, que da lugar a un rico
cromatismo.
Houten abandona el claroscuro que
utiliza, a veces, en sus aguafuertes y bodegones para servirse del color como
elemento que configura la forma. Sin poder asimilarla a una clasificación
estilística clara, su manera está en sintonía con los autores de su generación
que superaron el impresionismo para
adentrarse en investigaciones con el color y la forma, como Bonnard, Denís o
Vuillard, sin que podamos, por ello, adscribirla al movimiento nabi. El cromatismo de Houten llama la atención
Girasoles. Grabado
por su originalidad, de hecho es lo primero que llama la atención en el retrato de la Sita. Van der Graag .
Los retratos de Houten que se conocen
enlazan las formas de los impresionistas con las nuevas figuraciones del siglo
XX. Podríamos decir que se trata de una precursora de la escuela de Londres,
aunque no hay aún evidencia de si
aquellos autores conocían los retratos de nuestra pintora. De hecho Houten es
una gran desconocida. Hija de un ministro holandés, podemos preguntarnos por el
desconocimiento que existe de ella y la falta de interés en la historiografía
de los Países Bajos. Si nos situamos en su época podemos decir, sin lugar a
error, que Bárbara era un buen partido para cualquier soltero que pretendiera
ascender socialmente. Destinada a asumir el papel de una señorita bien en una
sociedad convencional, su trabajo de pintora debía quedar relegado en función de ser futura señora. Tal vez, las convenciones
de su tiempo
fueron un obstáculo para la carrera
pictórica de Bárbara, quien en su juventud representó a Holanda con unos
grabados en la Exposición Universal de Chicago de 1893, tal vez, gracias a la
influencia de su propio padre Samuel von Houten. Estos grabados, dicho de paso,
ya la sitúan entre los jóvenes innovadores de su tiempo. En ellos, el concepto
de la forma es el del reencuentro con la definición de la forma (algo que
habían eliminado los primeros impresionistas), pero sin volver al claroscuro.
Por otra parte, Houten demostrará, a lo largo de su carrera, que es una gran
conocedora del grabado calcográfico, dejándonos muestras de altísima calidad,
como es el grabado de los girasoles. Grabado del que parece no realizó “bonne a
tirée”, es como una respuesta al coetáneo holandés famoso, Van Gog, pintor de
su generación muy considerado por la historiografía mundial y cuyo aporte a la
historia del arte moderno ha sido magnificada, sobre todo en la primera mitad
del siglo XX (más por un interés comercial que por una auténtica y destacada
contribución, como habrá que poner de manifiesto en su momento). Houten
reencuentra la forma, de manera que, su mirada, intuitiva y veraz nos hace
reconocer la verdad de lo representado, sin que haya seguido convención alguna,
ni referida a la luz, ni mucho menos al claroscuro.
El retrato
de la Sita. Van der Graag, tal vez lo realizada la autora siendo ya
octogenaria. Descubrimos en ella la sabiduría de los últimos autorretratos de
Rembrandt, el trazo de quien ya no le importa nada desde un punto de vista
técnico, y consigue lo que solo le es dado realizar a los genios. No todos los pintores
llegan a pintar de esta manera en su ancianidad, es un privilegio que le está
reservado a unos pocos. Este es el cabo de un ovillo que, con una hebra de 88 años de vida, nos ha de deparar gratas sorpresas.
Retrato
Existe otro retrato, solo de cabeza, que
parece representar, si no a la misma persona, otra perteneciente a la misma
familia, y que podría ser del mismo momento que este (vemos asomarse la cabeza de un perrito parecido al que sostiene la sita. Graag en el suyo. Fue también subastado por
Catawiki y adjudicado unas semanas antes que el que analizamos, lo que me hace
sospechar que ambas obras, provenían de la misma persona, quien las tuvo en su
vivienda particular hasta su fallecimiento. Ambas pinturas fueron enmarcadas
con posterioridad a su ejecución y el fallecimiento de la propietaria (?) sin
herederos directos explicaría la salida a subasta de ambas obras en el mismo
momento.
Este otro retrato estuvo expuesto en una
exposición que le dedicó a nuestra pintora el remoto Museo Van Lien de Fijnaart
en 2006, según el vendedor del mismo en la subasta.
Pero Bárbara fue muy considerada en su
tiempo, sobre todo como grabadora, pues perteneció al grupo principal de
grabadores de Ets Club que exponían sus trabajops en Ámsterdam y La Haya. Ellos
eran: Marius Bauer , Hendrik Haverman , Barbara Elisabeth van Houten , Eduard Karsen ,Floris Verster , Jan Veth , Willem Witsen , Phillipe Zilcken y Willem de Zwart.
Decía Confucio que solo se olvida lo que
no se aprecia. Esto lo refiero al hecho de la salida a subasta de estas obras y
a la poca estima que debió tener entre sus familiares nuestra pintora. No deja
de resultar extraño que una familia tan amplia como la de los Houten no haya
tenido entre los descendientes de ambas ramas (la paterna y la materna) algún
aficionado o entendido en arte que pudiera haber apreciado la obra de su
pariente. Samuel Houston, el padre de Bárbara, se casó dos veces. De sus
primeras nuncias con Elizabeth van Konijnenburg tuvo cinco hijas (una era
Bárbara) y dos hijos. Su tía Sientje Mesdag van Houten (1834-1909) y su tío Hendrik
Willen van Mesdag la apoyaron.
Van Mesdag (1831-1915) es el autor de la
famosa pintura cilíndrica Panorama (de Mesdag) realizada en 1880, cuando Bárbara
era solo una jovencita de 18 años. Su tía, hermana mayor de su padre, era una
magnífica pintora que ayudó a su marido en la realización de la pintura
panorámica de Mesdag. Más allá de su labor de ayudante, demuestra haber sido
una pintora talentosa y vanguardista, en su momento, perteneciente a la primera generación
de pintores impresionistas, incluso mayor que la mayoría de ellos, estaba
dotada de un talento excepcional y de una sensibilidad exquisita, hasta el
punto de influir poderosamente en la obra de su sobrina.
Esta
portentosa artista que fue Bárbara pintó, en un lienzo de un poco más de un
folio, a una anciana de gran parecido a la Sita. Van der Graag. Fue subastado el 9 de marzo de 2018 y según su
vendedor podría tratarse de un retrato de su tía Sientje, pues en una etiqueta
en el bastidor aparecen sus iniciales. Pero al observar la fotografía que se
conserva de ella, descartamos tal posibilidad. También indica el vendedor que
la obra fue realizada por alguien que participó en la elaboración de la pintura
panorámica de Mesdag.
Por el estilo, la bravura de la pincelada y la gama cromática, podemos situar
este retrato, sin firmar, en el mismo periodo que los dos retratos mencionados
más arriba.
Fotografía deSientje Mesdag van Houten
Retrato de anciana
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